Por Julián Denaro para Argentina en Red
Propuestas valientes y desenvolvimientos elogiosos pueden no conquistar el éxito supremo, ese que queda en el recuerdo. En economía, a veces, pasa como en el fútbol, en donde los merecimientos no se cuentan como goles. Argentina, sin dudas, mereció ganar las tres finales perdidas entre 2014 y 2016. La final con Alemania, que la lloramos ocho años, y las dos finales con Chile.
En el fútbol, tuvimos una revancha más que compensatoria: ganamos la Copa América en el Maracaná contra Brasil, goleamos a Italia en la Finalissima, le ganamos la final del mundial a un equipo francés de potencia difícil de controlar, y Messi batió todos los records, inclusive superando a Pelé en la tabla de goleadores históricos de los mundiales, quedando por encima sólo el brasilero Ronaldo y los alemanes Klose y Gerd Müller.
En la economía también hemos perdido batallas. La destrucción de la industria y el empleo acompañada de megaendeudamiento que volvió a hacer el gobierno de Macri, igual que la Dictadura y el Menemismo, nos motivan a pelear por una revancha compensatoria. Sin embargo, de las destrucciones siempre quedan secuelas. Ahí no es como en el fútbol, que la final con Francia fue la revancha perfecta de la derrota en el mundial anterior. La sociedad padece aumentos de pobreza que son muy lentos de revertir. No alcanza con las gambetas de Messi, la velocidad de Julián Álvarez y las atajadas heroicas del Dibu. En economía, las destrucciones son rápidas y violentas, pero en cambio las reparaciones, reconstrucciones, el crecimiento y el desarrollo son muy lentos, y además requieren de múltiples condicionantes favorables.
La inversión privada, que con Macri había disminuido 19 meses de manera continua entre junio de 2018 y diciembre de 2019, lleva ahora un crecimiento sostenido de 25 meses. La destrucción de puestos de trabajo durante el gobierno de Macri, que había llevado la tasa de desempleo del 5,5% al 11%, se recuperó desde la salida de la pandemia, bajando la tasa de desempleo al 6,5%. El PBI, que el gobierno de Macri lo había bajado de más de 600.000 millones de dólares (MU$D) a menos de 450.000 MU$D, volvió a acercarse a los 500.000 MU$D. Pero tenemos un problema de más lenta solución aún: la espiral inflacionaria creada por el gobierno de Macri.
El poder concentrado del mundo pretende quedarse con toda la riqueza de nuestro país, y si pudiese eliminarnos a los habitantes, lo harían. Lo expresaron muy elocuentemente en La Rural: “nosotros preferimos que la gente sea pobre, así comen menos carne y nosotros tenemos más para exportar”. A esos hay que ganarles la final, pero como se anticipa líneas arriba, se deben dar condiciones favorables.
En este sentido, es relevante la inminente asunción de Lula en Brasil, que trae oxígeno. El electo presidente brasilero, a pocas horas de asumir, ya anunció que el primer país que visitará es Argentina, además, en el marco de la cumbre de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamercianos y Caribeños). El ya expresidente Bolsonaro había apartado a Brasil en enero de 2020, y Lula ya determinará su reingreso.
Adicionalmente, en la relación bilateral con Argentina, se sellarán de inmediato convenios de integración económica, financiera, energética, industrial, digital, turística, sanitaria y en defensa y medio ambiente. Como se anticipó, también se pondrá en marcha la creación de una moneda común para agilizar y aceitar todo el intercambio comercial de bienes y servicios, que incluye el turismo, para además eliminar al dólar como intermediario.
Conseguir independizar a la Argentina del dólar para todo el intercambio internacional con Latinoamérica y Asia será un enorme aliado para desactivar las desestabilizaciones permanentes planificadas desde el imperio anglosajón y las corporaciones trasnacionales y, como hemos expresado, nacionales también – cipayas, vendepatrias –. Se recuerda que la relación comercial, financiera, productiva y de inversiones estratégicas con Asia se encuentra enmarcado dentro de la inclusión argentina al BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), muy pronto BRICSA.
Pero mientras tanto, el desarrollo de la final está difícil, como cuando Otamendi demoró en detenerlo a Thuram. Los dólares que ingresan por turismo receptivo no entran a las arcas del Banco Central sino a las cuevas ilegales. ¿Cuánto falta para transformar las cuevas ilegales en agencias intermediarias del Banco Central en todo el país? Pero peor, hoy en día se tarjetea todo, y los extranjeros optan por usar las tarjetas bancarias que validan sus dólares a cerca de 300 pesos, cuando el oficial está en el orden de los 180. Consecuencia: hay menos billetes para abastecer a la demanda especulativa.
Por si fuera poco, las corporaciones intermediarias que se dedican a la exportación y la importación multiplican su accionar fraudulento. La sobrefacturación de importaciones, la subfacturación de exportaciones, más los egresos de productos sin declarar más los ingresos de mercancías contrabandeadas, también generan un escenario desfavorable tanto en el sentido fiscal como cambiario. Por un lado, la enorme cantidad de dinero que el Estado Argentino deja de recaudar y, por otro lado, la masa de divisas que en lugar de ingresar en el circuito productivo, se coloca en el mercado financiero especulativo. No es un partido fácil, pero la nacionalización del comercio exterior y la recuperación de los puertos ayudarían a inclinar la balanza a favor de nuestro país y contra el interés del imperio y las corporaciones de poder concentrado.
Pero claro, en realidad, hay varios partidos que se juegan en simultáneo. Larreta es uno de los candidatos del imperio, para convertirse en un cipayo vendepatria, al igual que todo el espectro liberal – neoliberal – libertario, que incluye a Milei, Bullrich y el propio Macri. En estos días pasados, se le escapó al periodista Jonatan Viale (el hijo del respetado Mauro Viale) decir que el aumento del porcentaje coparticipable a la ciudad de Buenos Aires se usaría para la campaña electoral del alcalde porteño.
Como todo, esto tiene una historia. Cuando Macri fue presidente, le aumentó el monto coparticipable a su socio político Larreta desde el 1,4% al 3,5% por decreto, lo cual fue retrotraído por el gobierno de Alberto Fernández. ¿Cómo se resuelven los asuntos de coparticipación? (Se explica como si la Ciudad de Buenos Aires estuviese incluida en la Ley de Coparticipación para que se entienda más fácil).
Existen impuestos y partes de impuestos que el Estado Nacional distribuye entre las 24 jurisdicciones. La forma de arreglar este asunto es a través de una Ley que se sanciona en el Congreso de la Nación. Pero justamente en el ámbito parlamentario sería imposible para la Ciudad de Buenos Aires conseguir quitarle ese dinero a las provincias, por tratarse de la jurisdicción más rica del país. No sólo eso, Buenos Aires es, en orden por valor de riqueza producida por año, la ciudad número 30 del mundo, y si quitásemos de la lista a las ciudades de las dos potencias mundiales que son EEUU y China, Buenos Aires quedaría en el puesto 16.
¿Se imaginan a Larreta pedirles a las provincias que le regalen plata para su campaña presidencial? ¿Qué le contestarían? Todos los sabemos. Le dirían: andá pallá bobo, andá pallá.
Entonces, fue a través del partido judicial, que a través de una medida cautelar de la Corte Suprema, obliga al gobierno nacional a elevar el porcentaje al 2,95%. Ahora, lo increíble de todo esto, es que el propio partido judicial está obligando al presidente a cometer el delito de malversación de fondos públicos, además de trasgredir la ley de coparticipación.
Hay muchos partidos para jugar, y muchos por ganar. El año que viene, algunos iremos a la cancha y otros mirarán por televisión, para alentar a la selección y festejar la tercera. Pero ojalá, en términos económicos, también ganemos partidos, batallas, disputas, copas, y consigamos festejar, lo cual significa nada menos que la construcción de una patria más justa e inclusiva. Es el lema peronista: la Justicia Social.