Perdónalos señor, no sabían lo que estaban firmando

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Por Mario Mazzitelli para Argentina en Red

Dieciocho (18) gobernadores concurrieron, el 8 de julio de 2024 a Tucumán para firmar el “Pacto de Mayo” (aunque parezca mentira), al que los convocó el autodenominado “Topo Terminator” (Javier Milei) “para destruir el Estado desde adentro”. Adelanto: el fondo de la movida fue otro paso para terminar con el Estado, avanzar hacia la fragmentación y concluir en la disolución nacional.

La mayoría de los gobernadores, senadores y diputados (que “parecieran ignorar la estrategia de Milei”), acompañaron este paso táctico, sin siquiera sospechar que estaban avanzando hacia la disgregación del país. Quizás, necesitados de unos pesos (dado que “no hay plata”) pusieron su mejor cara de inocentes, para firmar -en la Casa de Tucumánel pre-anuncio de una sentencia mortal para la Nación Argentina.

Dos siglos atrás nacía un nuevo sujeto histórico: el Pueblo de la Nación Argentina

En el primer cuarto del siglo XIX nacieron nuevos sujetos colectivos en el cono sur de América. Condiciones “histórico- naturales” fueron incubando, gestando y desarrollando, el surgimiento de un “sujeto colectivo” que resultó en el Pueblo de la Nación Argentina. Sobre un proceso anterior de conquistas, fundación de ciudades, colonización, saqueos, rutas y postas correspondientes, rebeliones (como la de Túpac Amaru) y revoluciones frustradas (como la del 25 de mayo de 1809, la Revolución de Chuquisaca), la declaración de la Independencia (4 de julio de 1776) de las 13 colonias de Gran Bretaña, la Revolución francesa (1789), etc.; en aquel primer cuarto del siglo XIX podemos agregar: el papel de las invasiones inglesas a Buenos Aires (1806/1807) y el triunfo popular, la invasión napoleónica a España y la acefalía por la detención del rey Fernando VII, la voluntad de un autogobierno expresado por los patriotas durante la Revolución de Mayo de 1810, la guerra de liberación (que fue acentuando la idea de la independencia), la restauración del rey en 1814, resistir la restauración colonial, la necesidad de organizarse en torno a una constitución nacional, etc. Este proceso de nacimiento de la Patria tiene un actor principal, un protagonista, un sujeto colectivo que se va forjando: el Pueblo de la Nación Argentina. 

La Independencia, la Soberanía y la Libertad

¿Para qué quería declarar la Independencia? Para ejercer su Soberanía (ya que si se dependía de la metrópoli no se podía ejercer). ¿Y qué es el ejercicio de la soberanía sino la expresión de la libertad? ¿Y para que querría un Pueblo ser libre? Para vivir mejor. Para trabajar en un marco de igualdad con provecho para todos, respetando cierta equidad, buscando la justicia, enalteciendo el bienestar general, propendiendo a la defensa común, cuidando la salud, educando a todos los habitantes, garantizándoles un conjunto de derechos personales y patrimoniales, etc. Así, la Independencia, la Soberanía y la Libertad serían los pilares en los que se asentaría la Patria (Patria que resistiría más de 200 años de nuevos intentos colonizadores de todo tipo). Sigamos. 

Las herramientas

Siendo esta la voluntad del pueblo ¿cómo lleva a la práctica estos sentimientos, esta defensa de sus intereses, sus ideas, principios y valores? A través de herramientas: el Estado, el Ejército, los sistemas de Seguridad, Justicia, Salud, Educación, etc. Es decir: instituciones, organizaciones, instrumentos, artefactos que toman el carácter de “objetos” para la realización de un propósito, constituyendo el Estado Nación en la vida real. Si el pueblo fuera desposeído de esos “objetos”, consecuentemente, su voluntad se evapora (tomamos como ejemplo “querer jugar al fútbol y no tener una pelota- o querer hacer la guerra y no tener armas”). Sin los objetos creados por el sujeto, éste no puede realizar su proyecto y entra en anomia, en zona de impotencia, de disgregación. Entonces el Estado (institución, aparato, instrumento) no es una organización criminal. Es una herramienta (objeto) creada por el Pueblo (sujeto) para la realización de la Libertad. Sin Estado no hay Libertad. Sin Estado un Pueblo se transforma en una masa amorfa de individuos, escenario apropiado para el saqueo y la explotación (lo que de hecho es aspiración de potencias extranjeras y grandes corporaciones que querrían acceder a nuestros bienes naturales y hacer uso de mano de obra al menor costo, para optimizar la tasa de ganancia de los accionistas de sus múltiples sociedades anónimas). Así, al poder democrático lo sucedería otro poder, absolutamente ajeno al de las mayorías populares.

Mercado libre + propiedad privada – Estado = disolución nacional

En la cabeza del presidente los mercados son perfectos. Sin fallos, sin asimetrías de poder, sin que los monopolios hagan mella en los mismos, sin distorsiones en la información, etc., resultando su funcionamiento un ideal para la convivencia humana; donde, a través de intercambios libremente acordados, se llegaría a un equilibrio general que daría lugar a grandes beneficios para todos. ¿Qué interfiere este tránsito a la felicidad? El Estado (el absurdo de esta ilusión neoliberal resulta evidente porque no existe en ningún rincón del planeta y cuando ellos mismos llegan al gobierno no la pueden ejecutar). El asunto, en nuestro caso particular, es que en el camino al anarco-capitalismo (experiencia desastrosa para las sociedades que lo transitaron) se pasa por una estación intermedia: el minarquismo. Se va disolviendo el Estado Nación paso a paso, luego los Estados Provinciales, Municipales, para concluir en ausencia total del Estado (del macro actual, al mini, para terminar en Estado 0). Sobre el territorio quedaría una comunidad de propietarios privados que cambian sus bienes y servicios en un mercado sin interferencias ni regulaciones. (Insisto: todo avance en esta dirección servirá para que el poder democrático del Pueblo de la Nación Argentina sea ocupado por corporaciones, mafias o potencias extranjeras. De manera que las condiciones de vida tenderán a la catástrofe social, a la que ya nos están conduciendo desde hace por lo menos 5 décadas, con el atenuante de algunos gobiernos, que no lograron revertir esta tendencia).

El texto del “Pacto de mayo”, nos da las primeras señales sobre el paso a paso táctico, en el marco de una estrategia mayor

1.- “Nos los representantes de las Provincias Unidas del Sur…” – Como bien dice el Dr. Rodríguez Villafañe, esa fórmula fue válida en 1816, mientras se gestaba el surgimiento de una “nueva y gloriosa nación”, inexistente en la actualidad. Pero lo trascendente es que, en lugar de decir: “Nos los representantes del Pueblo de la Nación Argentina…” pasamos a ser “Provincias Unidas”; hasta que alguna encuentre motivos para su disgregación (por caso nos referimos al señor Alfredo Cornejo en 2020, cuando aseveró que: “Mendoza puede ser un país independiente”, entre otras expresiones de diversos agentes de la política vernácula, etc.).

2.- Los fragmentos territoriales de propiedad privada (High Luck Group Argentina 1.148.000 hectáreas; Grupo Benetton 920.000 hectáreas; Integra Lithium 573.000; Cresud S.A de Eduardo Elzstain 538.822; etc.) serían inviolables. Así, la inviolabilidad de la propiedad privada, como primer punto firmado por los gobernadores, no es una declaración redundante sobre una garantía ya inscripta en nuestra CN. Es un paso hacia la balcanización del país. El desarme del Pueblo de la Nación Argentina, su empobrecimiento, el vaciamiento de la Democracia y el empoderamiento de la plutocracia, con la extinción de un Proyecto Colectivo de Nación Solidaria, Fraterna y Desarrollada integralmente. 

3.- Sin sonrojarse los gobernadores firmaron: “Un compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país.” Lisa y llanamente entregar aquello que podría ser palanca de desarrollo, porque los bienes naturales son una ventaja competitiva en términos económicos al tiempo que su preservación (ambiente sano) parte de nuestro patrimonio inajenable. 

4.- El papel de los trabajadores queda reducido a un tema de costos y optimización de la tasa de ganancia de los capitalistas. Por lo tanto no hablamos de nuevos derechos, conforme los avances tecnológicos, etc. sino de “una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal”. Seguir precarizando las condiciones laborales…

En fin, el resto de los puntos como la reducción del gasto fiscal, etc. van en línea con la táctica de marchar al minarquismo camino al anarco-capitalismo. Una forma de suicidio colectivo para la calidad de vida de las grandes mayorías. Ya estamos viviendo el empobrecimiento descomedido de estos días, sin que el Estado atine, siquiera, a distribuir los alimentos que duermen en los galpones de Villa Martelli o Tafí Viejo. 

Quizás la mayoría de los gobernadores, senadores, diputados y sus asesores no se hayan tomado el trabajo de leer o escuchar atentamente a Milei; entonces no comprendan que han sido objeto de un paso táctico hacia el abismo.

Siendo así, el señor los debe perdonar, porque no sabían lo que estaban firmando.

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