Reflexiones: ¿Es posible  iniciar un proceso hacia un modelo cooperativo industrial?

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Por José Yorg para Argentina en Red

“Hay demasiada representación de la Mesa de Enlace del Consejo Directivo Nacional del INTA, y en los consejos directivos regionales. La Mesa de Enlace dice que esa representación garantiza la participación de los productores y de los profesionales en las políticas públicas, pero la agricultura familiar no está representada. Tampoco lo está la Mesa Agroalimentaria, que nuclea al MNCI Somos Tierra, a la UTT y a Fecofe. Hay muchos productores y cooperativas que quedan afuera”. Carlos Ramos

Como educador social expongo mi profundo interés en dar a conocer reflexiones y análisis sobre una temática que es abordada de forma poco o nula en Formosa; reflexionar juntos sobre la urgencia que el sector rural, atrasado o tradicional, inicie un proceso hacia un modelo cooperativo industrial.  Esta idea no es nueva, sin embargo, se renovó en mí el interés al leer el newsletter “Bichos de campo”¹ que afirma que: “la banana es por lejos la fruta más consumida por los argentinos. Pero la mayor parte de esa fruta, curiosamente, no se produce en la Argentina sino que es importada cada años por cifras que llegan a los 300 o 400 millones de dólares. Se trata de la banana, que suele llegar de Ecuador, Brasil, Bolivia o Paraguay. Tenaglia, que trabaja en la zona formoseña de Laguna Naineck, donde desde hace décadas existe uno de los polos productivos de la banana argentina, armó desde hace muchos años una colección de variedades nativas, que se sumó a partir de 2021 a la Red de Bancos de Germoplasma (RBG) del INTA, que así ya cuenta con 21 bancos activos de recursos fitogenéticos distribuidos en diversas áreas ecológicas y un Banco Base que guarda un duplicado de las colecciones de semillas”.

^{Banco de Germoplasma (RBG) del INTA, Argentina}

Y remata el punto central de nuestro análisis: “Laguna Naineck  es el corazón de la producción de Formosa. Y como trabajamos para la agricultura familiar, tratamos de que sea un material que sea resistente en enfermedades, para que no utilice fungicidas. También en bajar la altura de la planta, para un productor que no dispone de grandes maquinarias sino más de fuerza familiar. Entonces, todos los esfuerzos de mejoramiento están puestos en bajar los insumos agroquímicos, y bajar las labores en el campo, y por supuesto conseguir una excelente fruta para que pueda llegar al mercado y lograr un buen precio”.

Agricultura familiar

¿Cuáles son los problemas que enfrentan los pequeños agricultores o campesinos? A todas luces los problemas derivan de la forma de producción tradicional o individual que impide modernizar el trabajo agrícola. Se alude con demasiada frecuencia que el cuello de botella de la modernización del campo son la poca o nula posibilidad crediticia y la falta de mercado, sin embargo, estudios serios y experiencias desmienten esto, y nosotros, docentes cooperativos adherimos al concepto de que “el principal escollo es la resistencia al cambio empresarial de los pequeños productores”. Hablar de transformación del modelo tradicional de producción campesina, significa abordar una realidad concreta: la imposibilidad de continuar con esa forma atrasada de trabajo rural ante las políticas públicas nacionales neoliberales que prácticamente las estrangulan en el límite de la pobreza.

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La mejor estrategia: Esfuerzo propio y ayuda mutua

Plantear entonces una ruptura metodologógica productiva del campesinado implica, antes que nada, plantear un “Plan de educación y formación empresarial cooperativa”² que les otorgue herramientas conceptuales y procedimentales que impacten en su manera de pensar tradicional y que permita una elevación cultural. La ausencia de esa educación y formación es fruto de la carencia de una organización política sectorial dinámica y ello se hace sentir al no plantear la transformación industrial cooperativa con la mejor estrategia: Esfuerzo propio y ayuda mutua y poder ser capaces de neutralizar  los cambiantes escenarios y condiciones negativas que se le imponen.

Por supuesto que la industrialización cooperativa no es una empresa fácil de encarar como transformación productiva. Este proceso, que debe iniciarse pese a sus obstáculos,  presenta muchas dificultades para lograr que las familias campesinas pasen de la producción individual a la cooperativa, y paso siguiente encarar la transformación técnica de la agricultura.

 Sin embargo, como dijimos más arriba, estamos ante el dilema de cambiar o extinguirse, estamos ante la imposibilidad de continuar con esa forma atrasada de trabajo rural. Tenemos confianza, basados en experiencias educativas, en la capacidad de los dirigentes y sus cuadros campesinos para dirigir  los esfuerzos hacia la superación de estas dificultades.

Producir alimentos para humanos

Por otra parte, desde el medio digital “Visión Desarrollista”(V.D.), comentan que “el Estado puede asumir un rol activo para la promoción de la agroindustria”. Agregamos que se debe promover, en especial, la de alimentos sanos para humanos porque, -a tenor de lo que afirma este medio digital-: 

“Lo primero es aclarar una confusión común. Una idea muy difundida es que Argentina produce “alimentos para 400 millones de personas”. Es un mito: el país produce alimentos para animales, no para humanos. Exporta cereales y oleaginosas con bajo valor agregado que son utilizados en los países de destino para la producción de proteína animal y es allí donde se realiza el agregado de valor. El 63% del maíz se exporta como grano y el 60% de la soja, como harina, según datos del INDEC”.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

1. https://bichosdecampo.com/la-fruta-mas-comida-en-el-pais-es-casi-toda-importada-pero-igual-el-inta-armo-un-banco-de-variedades-porque-sabe-que-las-bananas-argentinas-son-unicas/ ↩︎
2. *https://www.visiondesarrollista.org/industrializar-el-campo-para-construir-una-argentina-inclusiva-y-desarrollada/ ↩︎