Por Constanza Lupo para Argentina en Red
La Dra. María Argentina Gómez Uría fue la precursora de acciones cooperativas que hicieron historia en nuestro país. De origen español y radicada en La Falda, provincia de Córdoba (Argentina) dejó de existir a los 99 años. Contadora de profesión, docente por vocación y una apasionada por el cooperativismo, hizo de sus lemas ejes vitales, por ej.: “Formar cooperadores antes que cooperativas” y “mejor es formar que transformar”. María Argentina motivó, como docente y formadora, la participación entusiasta de los alumnos y la Cooperativa, que comenzó a desarrollarse de manera regular y permanente, convirtiéndose en parte activa en la vida escolar y en el desarrollo de la ciudad de La Falda. Este artículo es no sólo un homenaje hacia ella y su tarea, sino a quienes han tenido el honor de seguir su legado de compromiso y solidaridad.
María Argentina Gómez Uría, (1922-2022)
La idea de la “Cooperativa Escolar”
“En José Yorg y Ana María Ramírez de Yorg he encontrado una vocación cooperativista que, sin desmayos en sus largos trajinares de maestros tierra adentro, han encontrado una manera de “formar para la vida” a sus alumnos. Sus experiencias, sus investigaciones, su afán de servicio, su amor por los niños, han enriquecido su enseñanza áulica y el contacto de ésta con el entorno comunitario que rodea la escuela. Así lo han visto, y así lo transmiten, estos dos maestros argentinos que vuelcan lo que la vida sana y el estudio constante les ha ofrecido para sembrar, desde los primeros pasos escolares, lo mejor del ser humano, su afán por servir”. Y : “Formosa, una de las provincias más necesitadas de la Argentina fue la receptora de sus inquietudes”, elogiaba en los escritos formales de las escuelas cooperativas, la Dra. María Argentina Gómez Uría.
Créditos: excellereconsultoraeducativa.ning.com/ 08 de Julio de 2022 – La Escuela N° 68 “Leonardo Acosta” se ubica sobre la ruta provincial N° 5 en Colonia Yatay, Departamento Laishí – Formosa, lugar al que regresaron los docentes cooperativos Ana María Ramírez Zarza y José Yorg “con el propósito de rendir homenaje a una escuela rural donde se plasmó el juramento cooperativo”, comentaron.
A esto, el Prof. José Yorg y su compañera de vida y profesora también, Ana María Ramírez Zarza, reflexionan sobre lo que “nos pasa a los maestros que nos recibimos en el siglo XX y seguimos enseñando en el siglo XXI”. “Algunas cosas han cambiado, otras cosas han empeorado, otras cosas siguen tan igual que confunden. Sólo el afecto de los niños se mantiene incólume”, afirman.
“Una de las cosas que han empeorado a ciencia cabal y en progresión potencial es el estrés laboral; pareciera que el “sistema de Dirección Técnica” se ha desquiciado a juzgar por la enorme y variada cantidad de trabajo, de los proyectos que debemos elaborar, en fin”.
“Los trabajos burocráticos superan las energías que gastamos en enseñar ¡ah! y no olvidemos las benditas rifas y empanadas que se debe vender para recaudar fondos…“.
“Resulta una contradicción tan enorme el hecho de tanto papeleo burocrático en la era de la comunicación global, de las computadoras, de la Inteligencia Artificial (IA), algo no está bien. Ni hablar de la presencia y fastidio que ocasionan las llamadas “madres tóxicas” que en verdadera competencia atlética generan problemas que sólo ellas comprenden su naturaleza y origen”.
Ni hablar de la presencia y fastidio que ocasionan las llamadas “madres tóxicas” (…)
“Bueno, a pesar de esos pesares aún es maravilloso enseñar, ingresar al aula y encontrarse con los niños/as; realmente no tiene precio, sus caritas hermosas, sus picardías, sus travesuras y lo más hermoso: sus gestos cariñosos, compensan y alegran el alma”.
“Cada maestro con su librito”, dice un conocido refrán, “y es verdad, cada quien tiene su manera de conectarse con los niños, pero una cosa aseguramos: todos los maestros motivamos al educando a que ame estudiar, que ame leer y reflexionar, que sume entusiasmo, que reste agresión, que multiplique compañerismo y que divida y comparta sus lápices, borradores, sus colores, etc., etc”.
“A pesar de los pesares el trabajo vocacional del maestro sigue siendo el mejor oficio y seguramente lo seguirá siendo. Nuestro mayor orgullo es haber sido maestros rurales, de tierra adentro”.
“Recordamos, cada tanto, a nuestros profesores del Instituto de Formación Docente, a una en especial que siempre nos insistía que “cualquier método de enseñanza es bueno siempre que sea bondadoso, pero lo más importante es enseñar y seguramente van aprender”.
“El amor es un acto de valentía, el acto de amor consiste en comprometerse con su causa. La causa de su liberación. Pero este compromiso, por ser amoroso es dialógico”. P. Freire (1987)
Escuela y familia, un sólo corazón
“El amor por este trabajo vocacional, tan poderoso para un pueblo instado a formar conciencias sanas y responsables en lo más valioso de toda comunidad, sus niños y su juventud, es el deber ineludible de quienes se vuelcan a la tarea educativa. José y Ana María Ramírez Yorg así lo ha entendido y así lo practican y transmiten con generosa entrega para que cada receptor se enriquezca y haga crecer con su creatividad esta herramienta pedagógica”, enfatizaba la Dra. María Argentina Gómez Uría.
José y Ana María piensan que: “la familia tiene el sagrado derecho y deber de desarrollar en la mente y en el corazón de sus hijos/as el respeto, la pulcritud, la amabilidad, la colaboración, cumplir sus deberes, entre otros. Este proceso de desarrollo actitudinal positivo a favor del niño se llama “formabilidad”. La escuela, el maestro/a se abocará a desarrollar “la educabilidad” que es aquel atributo, aquella cualidad, que tenemos los seres humanos de aprender”. En este punto, José invita a que focalicemos unos momentos en el concepto de “educabilidad”, cuyo mentor fuera el filósofo, psicólogo y pedagogo alemán Johann Friedrich Herbart (1776-1841), quien le dio estatus de concepto fundamental de la Pedagogía y hoy, en el siglo XXI, cobra toda su potencia científica ante la crisis educativa en todo el mundo.
Entonces, -relatan los Yorg- "pareciera que todos pedimos ¡Socorro!¡Somos maestros en el siglo XXI!"."¡Pero no!- Repetimos y ratificamos, a pesar de los pesares que no pedimos socorro, pedimos respeto y consideración a los maestros/as de esta bendita tierra argentina".
Parafraseando al gran maestro Paulo Freire e intentando explicar el sentimiento del docente cooperativista, nuevamente los Yorg afirman que: “la escuela democrática que precisamos no es aquélla en la que sólo el maestro enseña, en la que el alumno sólo aprende y el director es el mandante todopoderoso“. “Y estamos convencidos de que la educación que brindamos es además, como praxis, de naturaleza política, porque la educación es política per se. No existe la práctica educacional como algo neutral. La educación puede domesticar o liberar, y fomentar o no entre los alumnos la disposición a entablar una relación dialéctica con el conocimiento y con la sociedad. Esta relación dialéctica es la que libera. El llamado proceso unidireccional de arriba hacia abajo para la transmisión de conocimientos suele ser síntoma de un proceso de comunicación prescriptivo, y que finalmente se restringe a impartir y establecer una educación domesticadora. Por ello, nos afianzamos en la aplicación de un enfoque auténticamente dialógico, en el que el concepto de diálogo implica que, aún cuando no haya pie de igualdad entre el maestro y alumno, ambos aprenden uno del otro a medida que co-investigan y en la interacción dialéctica de los objetos de conocimiento”.
Dando un fuerte abrazo para el cierre, afirmamos que “somos la huella, el contorno de esa huella y el dibujo que queda de ella. El nombre inscripto en el alma de generaciones. El y las maestras que, en pretensión del despliegue de un oficio , damos lugar en la vida a tantos y tantas niñas que serán integrantes de nuestras comunidades, de nuestras sociedades, de la memoria del más alto amor: la maestra y el maestro que pervivirá en sus corazones, siempre”.