Por Mario Mazzitelli para Argentina en Red
Socialismo Futuro. Modernización y el papel de la planificación. Ley de Financiamiento Universitario.
La mayoría en la Cámara de Diputados no logró mantener la Ley de Financiamiento Universitario. No era un 0,14% del presupuesto lo que se estaba discutiendo. Tampoco fue una bizarra lucha por el poder, como pretendió el oficialismo. Ni los desatinos del gobierno de Alberto Fernández. Ni la potencial corrupción en el manejo de los fondos universitarios (denunciado por el oficialismo en la prensa, pero no en la Justicia. No sabemos si es otra mentira o saben y no denuncian en la Justicia, como es el deber legal de cualquier funcionario público). Lo que realmente se discute es: si Argentina pone un pie en la huella de la modernidad o se hunde en el atraso.
Manzana de las Luces (década del ’20). Primera Sede de la UBA.
La banda en el gobierno promueve una regresión histórica
Con una mirada vetusta y sesgada de la realidad, la banda es una pieza funcional para retrotraernos a un pasado que creíamos superado. Abre las puertas del país al saqueo de nuestros bienes naturales, y por otro lado, no entiende que ser un eslabón en la cadena de valor de una corporación extranjera, nada tiene que ver con el desarrollo. Pero ni esas inversiones fragmentarias están siendo logradas.
El déficit cero que promueven como la solución a nuestros problemas es una zoncera. Si se incrementa el déficit alimenticio, productivo, sanitario, de infraestructura, educativo, se trata de un pésimo negocio. Si se elige pagar la deuda ilícita aunque sea con el hambre y la expulsión de los chicos de la escuela y el desfinanciamiento de las universidades es inmoral. Si además desconocen que la educación es la piedra angular en la era del conocimiento, estamos frente a una mala praxis, que debería determinar el retiro del título y una nueva cursada para la banda.
Son las capacidades creativas las que van a sacar adelante al país
Las capacidades creativas pertenecen a las personas de carne y hueso. Son los sujetos los que crean los maravillosos objetos tecnológicos. Sin objetos, los seres humanos los volverían a crear. Pero los objetos sin sujetos estarían destinados a la muerte, a ser chatarra. La alucinación de algunos futuristas (sobre los robots o la IA dominando el mundo) los lleva por caminos absurdos. Por los que no transita ni transitará la realidad.
“La creatividad, en particular de los niños, adolescentes y jóvenes, es la única garantía de vida para millones de argentinos que habitamos este suelo maravilloso. No hay otra forma que invertir en educación, ciencia y tecnología”.
El trabajo es una invención y capacidad humana, por tanto infinito mientras haya vida
En el futuro que se avecina y se expande cada día, no habrá grandes demandas de trabajo (ni en el agro, ni en la industria, ni en los servicios). Pero tampoco sobrevendrá el “fin del trabajo” (como preconizó Jeremy Rifkin). En cambio, millones de personas, altamente capacitadas, crearán su propio trabajo y el de unos pocos colaboradores (en el agro, en la industria o en los servicios). Parafraseando una vieja frase podríamos decir: el destino no existe, la educación y la instrucción son el destino.
Milei es más atraso
El presidente nos propone retroceder 120 casilleros. Al país de la vieja oligarquía. Por ese camino iríamos de mal en peor en poco tiempo. Ya en el mediano plazo no marchamos a ser una potencia (como él prometió) sino una Nación en vías de extinción.
Si una propuesta se fundamenta en fabricar ruedas de carreta, se puede barrer con el derecho laboral, elevar la jornada de trabajo a 12 horas, eliminar el descanso dominical, terminar con las vacaciones, elevar la edad jubilatoria a 120 años; igual, irremediablemente, esa propuesta conduce a la ruina. (Es lo que nos propone el “paleo liberalismo” o “anarco -capitalismo” a cargo del Poder Ejecutivo Nacional). En cambio, el siglo XXI se caracteriza por el desenvolvimiento incesante de las modernas tecnologías: creación de nuevos conocimientos, solicitudes de patentes sobre nuevas invenciones, tecnologías de la información, 5G, internet de las cosas, revolución constante de la micro ingeniería electrónica, robótica, inteligencia artificial, computación cuántica, nanotecnología, ingeniería genética, impresión 3D, blockchain o cadena de bloques de datos compartidos y auditables, modernos aprovechamientos de la energía, reconversión energética, transporte multimodal, etc. Argentina muestra un desacople evidente, que se agudiza por el desfinanciamiento educativo impulsado desde la Presidencia de la Nación.
Garito o escuela, esta es la cuestión
La timba financiera está de fiesta. Han copado el Estado y lo transformaron en un casino. Pusieron un croupier servil (que se llama Luis Toto Caputo y su banda) a manejar la ruleta. Saben de antemano el número que va a salir. Están de los dos lados del mostrador. Apuestan y ganan grandes fortunas. Con movimientos especulativos de dinero multiplican su riqueza sin producir nada. En este garito en que van transformando al país, no ganan los que trabajan, saben y producen. Ganan los que parasitan. ¿La escuela? ¿la universidad? Bien gracias. ¿Para que gastar allí esperando que rinda frutos en el futuro? Si esta banda (que asaltó el Estado) hace jugosos negocios, de hoy para mañana. Pelito pa’ la vieja. Nadie sabe cuándo les va a llegar su San Martín.
La educación como bien esencial
Si la educación es un proceso histórico-social que se realiza sin necesidad de ninguna institución, el crecimiento exponencial del conocimiento en los últimos siglos (las universidades más viejas del mundo tienen poco más de mil años) obligó a la masificación de un sistema que suma a la educación tradicional, la instrucción (entiendo por ésta los conocimientos en ciencias duras, técnica, etc.). El gobierno rechaza la educación brindada en el sistema público porque dice “que adoctrina”. Eso, precisamente, es la educación. Yo estoy de acuerdo en que adoctrine. Que adoctrine en el amor a la naturaleza, a la humanidad y a la Patria. En la defensa de la vida. De la dignidad humana. En el respeto a la familia. A las creencias de los demás tanto como en las propias. En no hacer distingos por razas. En no discriminar. En no hacerle a otro lo que no se quiere que le hagan a uno. En proteger a los que sufren una discapacidad, a los enfermos, a los niños y a los mayores. En reservar el uso de la violencia solo para casos excepcionales, eligiendo primariamente el camino de la negociación y el entendimiento; en favor de la equidad y la paz. En cultivar el afecto por la lectura, el conocimiento, el trabajo y la producción en cualquiera de sus variantes (artística o económica). En saber que la educación y la instrucción siempre son públicas (bienes sociales) de gestión estatal o privada. Pero siempre pública y siempre adoctrina. Debatir esa doctrina, como paraguas protector de la diversidad para que florezcan todas las flores, es un deber de este momento histórico para proyectarnos al porvenir.
La Educación como derecho fundamental
La educación y el crecimiento económico
El economista Gustavo Zunino recuerda que Robert Solow (MIT), Nobel de Economía 1986 y Doctor Honoris Causa de la UBA es el padre de la “Teoría del Crecimiento Económico”. Su teoría científica se basa en la comprobación empírica del notable crecimiento de la Economía de EE.UU. entre 1900 y 1950. “La causa fundamental de este fenómeno fue el “conocimiento” que contribuyó en el 88,50% del crecimiento económico, y el 11,50 % restante se debió a la inversión del “capital físico”. “El conocimiento es el producto derivado de la inversión en educación de excelencia”. Es decir: todos los milagros económicos que registra la humanidad se deben al conocimiento de excelencia, en múltiples áreas que se articulan y potencian. Una pena que buena parte de nuestra élite gobernante no entienda ni “jota” sobre este asunto.
Alcanzar la modernidad para el bienestar general y la justicia social
Debemos salir del atraso modernizando el país. Modernizar para detener la sangría del saqueo, incrementar la inversión y elevar la calidad de vida de todos y cada uno. Parte del problema de nuestra Democracia (tutelada por poderes –extranjeros y nativos- ajenos a los intereses y los sueños populares) es que las dificultades heredadas fueron abordadas con ideas desactualizadas, fuera de época. Así, se fue generando un atraso relativo en relación con otras naciones. Esto abrió las puertas del saqueo (que es el problema principal) que a la vez nos estanca y atrasa.
Las ideas
Nostalgias de épocas irrepetibles, pesadillas de restauraciones conservadoras, más el cortoplacismo, la improvisación y las insustanciales luchas de poder, hicieron el resto. Fuimos involucionando de un país con alto grado de soberanía con posibilidades de desarrollo, a una factoría colonial lista para ser desvalijada.
El papel del Estado
Construir el futuro implica, por lo menos, establecer objetivos claros y una planificación estratégica en siete niveles.
1.- El cuidado de la población. Aire, agua, alimentación, abrigo, albergue y acceso a todos los servicios. Para todos y cada uno. Este es el fundamento para el despliegue de todas las potencialidades. Para que cada uno se realice en un país que se realiza. En ese camino resulta ineludible y urgente un Ingreso Básico Universal (IBU o RBU) que termine con la indigencia y la pobreza de ingresos. Principal fuente de atraso.
2.- El territorial. Aquí se destaca la defensa de la integridad territorial sostenida en el derecho. Las islas Malvinas son argentinas porque los títulos que podemos esgrimir son jurídica, moral y políticamente superiores a los presentados por la potencia invasora. El ejercicio de la fuerza militar colonialista, en que se asienta la posesión británica, es un lastre de un tiempo superado. Respecto a la Antártida podríamos pensar en un dominio común con los países de América del Sur, sobre la porción que corresponda. Por otro lado, debemos argentinizar la Argentina en los millones de kilómetros cuadrados sobre los que todavía podemos ejercer nuestra soberanía. Por ejemplo, la argentinización de los bienes naturales (tierra, mar, ríos, montañas, bosques, petróleo, gas, minerales, etc.) con la finalidad de hacer un buen uso para nuestro desarrollo integral. También hay que argentinizar la mentalidad del 10% más rico (que se caracteriza por ganar en el país y fugar al exterior) y quizás de otros sectores hipnotizados por prédicas ajenas al interés nacional.
3.- Una macroeconomía del desarrollo. Ganar competitividad en el mundo es ir por otra senda que la elegida por la ultraderecha. Necesitamos: tipo de cambio competitivo, superávits gemelos, baja tasa de interés, reforma tributaria, una nueva política monetaria, transformación del sistema financiero, recreación del crédito, orientación inteligente de la inversión, etc.
4.- La estructura: Energía, comunicaciones y transporte. El crecimiento de estas áreas debe estar orientado a multiplicar la inversión. La provisión segura, estable y en crecimiento de energía, comunicación y transporte (en todos los rincones del país) es un estímulo al surgimiento de múltiples industrias y emprendimientos económicos con los que abastecer el mercado local y exportar bienes con valor agregado.
(Para los puntos 2 y 4, el papel de las Fuerzas Armadas es vital. Recrear la mística sanmartiniana encarnada en el siglo XX por los generales Enrique Mosconi, Alonso Baldrich, Manuel Sabio y tantos otros, que con patriotismo e inteligencia supieron luchar por nuestra soberanía y desarrollo, resulta de vital importancia para el futuro común de los argentinos). Sigo:
5.- Un desarrollo armonioso del sistema educativo, científico, tecnológico, productivo, logístico y comercial. Es importante entender estas áreas como componentes de un sistema, unidos por una mecánica dinámica que genere sinergia (relación virtuosa) entre ellos. No como elementos aislados y desconectados. Así, se van articulando para multiplicar los bienes y servicios. Esta innovación incesante de las fuerzas productivas ha permitido, en otras latitudes, la reducción y hasta la erradicación de la pobreza, sumando, a través del protagonismo de cada uno, a millones de seres humanos a los beneficios de la modernidad, pasando de una sociedad signada por la escasez a otra caracterizada por la abundancia en pocos años **
(** No sobre la hipótesis irrazonable -repetida por Milei- de que las necesidades son infinitas, sino para la satisfacción de lo suficiente para que todos y cada uno alcancen un buen vivir, que es lo que desea la mayoría de los argentinos. Por otro lado, los bienes naturales no son infinitos, por lo que deben ser custodiados y administrados con cuidado, para que su uso esté garantizado para la presente y las futuras generaciones).
6.- La calidad institucional: El respeto a la CN, los derechos y garantías, el ordenamiento del gobierno, los tratados y pactos internacionales, las leyes, la convivencia educada del sistema político, la división de poderes, su jerarquización, el apego a los principios de la República, la libertad de prensa, etc., dan forma y contenido al artefacto con el que afrontar las grandes necesidades históricas que afligen al pueblo y a la Patria.
7.- El contexto internacional: Una política exterior activa en función de la paz, el bienestar, la cooperación y las asociaciones de mutuo beneficio, que recupere lo mejor de nuestra tradición encarnada en gobiernos de distinto signo político. La hermandad inteligente con la región del cono sur y América Latina. El saber integrarnos activamente a los foros internacionales, que reporten en favor de estos principios y el desarrollo nacional reclaman el ejercicio más elevado de nuestras relaciones internacionales, dejando a un lado el amateurismo de este tiempo.
Un salto de calidad
Daremos este salto de calidad con objetivos claros y planificación estratégica. Esta es la tarea de un Estado moderno, eficiente, honesto y altamente capacitado, y la economía de mercado tendrá la tesitura de una economía colaborativa, que activará y mantendrá una actividad plena y creciente. Pero ninguna de las dos está en condiciones de reemplazar el papel del Estado.
Recuperar la capacidad de conducción del Estado
Recuperar la capacidad de conducción del Estado, reclama la existencia de un nuevo Partido Socialista. Las fuerzas tradicionales han perdido convicción en este sentido. Por eso no presentan siquiera programas mínimos. Claro que el nuevo PS debe tener una política de alianzas amplia. Debe ser frentista. Justamente ese marco de acuerdos debe sostenerse en un programa de gobierno, que se asentará como un contrato con el elector para que pueda auditar la evolución del mismo. La idea de la planificación estratégica (o situacional, orientativa, etc.) debe recuperar terreno hasta hacerse conciencia en la mayoría de la opinión pública. Hasta ese entonces el rol del nuevo PS es vital.
La reacción
Las grandes corporaciones detestan la planificación estatal porque tienen objetivos contrapuestos a los del pueblo.
Mientras ellas buscan el máximo lucro para sus accionistas, el Estado se orienta al bienestar general. Mientras ellas defienden intereses privados, el Estado defiende intereses comunes. Mientras ellas se circunscriben a un fragmento de la economía, el Estado debe contemplar el todo.
La debilidad del pueblo corre por dos vías: una, la burocratización de los propios en los cargos públicos; otra, el copamiento del Estado por parte de una banda bien promocionada por el régimen. La próxima experiencia popular debe estar bien preparada.
Unidad para afrontar los desafíos
El nuevo Partido Socialista debe verse como una parte del todo, generando un importante intercambio con el resto de las fuerzas políticas, sociales, culturales y ambientales. Los socialistas estamos en deuda con nuestro pueblo. Es probable que nuestro pueblo también esté en deuda con nosotros. Saldarlas será de gran provecho para la Nación.
Continuará….
Edición por Camila Ossorio Domecq