Por Mario Mazzitelli para Argentina en Red
“Yo la quería matar a Cristina Kirchner” dijo Fernando Sabag Montiel. Y remató Javier Milei: “Me gustaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo, con Cristina adentro”.
La moneda es “la muerte de la convivencia democrática”. Antes Sabag Montiel, ahora vimos la otra cara. Lo más grave es que haya sido la del presidente de la República.
Es una moneda acuñada por la oligarquía a partir de 1913, cuando se institucionalizó la Ley Sáenz Peña y los argentinos pudimos soñar que podíamos convivir de otra manera que no fuera a los tiros para imponer el fraude.
El 10 de febrero de 1912, se sancionó en el país la Ley Nº 8.871, conocida como Ley Sáenz Peña, que estableció el sufragio universal (sólo para hombres), secreto y obligatorio.
1930, 1955, 1966, 1976 son algunas de las ediciones de aquella acuñación. Momentos dramáticos con finales trágicos.
Fuente: Diario La Prensa, martes 2 de septiembre de 1930
Hoy el mundo avanzó bastante hacia la democracia. “Calidad institucional” es lo que se le exige a un gobierno, sobre todo si quiere receptar “inversiones de gente de bien”.
El presidente no lo entiende. Su servilismo fogoso lo encegueció. Sin embargo, habría que preocuparse menos del chancho y más de quiénes le dan de comer. ¿Quién se acuerda hoy de Ramón Valdez Cora?
Las fuerzas sinceramente democráticas deberíamos responder con energía. Sin violencia. Pero dando a saber que la convivencia democrática fundada en el respeto, la tolerancia y el procesamiento virtuoso de las diferencias, no se negocia.
No soy un robot, peor soy un viejo jubilado meado de 82 años. Me dicen Toto, yo agrego Nocaputo, estoy pensando en retar a duelo al estilo de los años 1930 al anticristo presidente. ¿Podría consultar lo legal del duelo con el Ministro Cuneo Libarona? . Ah, lo peor además de empobrecernos económica y culturalmente este infame mal votado