Dice el último Censo Nacional, que en nuestra República Argentina de la segunda década del Siglo XXI, 5.500.000 menores de 14 años de edad, es Pobre y que 1.300.000, es Indigente.
Por Javier Ernesto Guardia Bosñak para Argentina en Red
Dice el INDEC, por otro lado, que la Pobreza Infantil afectó a 50,9% de las Infancias y adolescentes que residen en los principales aglomerados urbanos del país.
Dicen los números Oficiales, que las cifras de grandes aglomerados como el del Gran Tucumán-Tafí Viejo, asustan. Y estoy de acuerdo: de las 911.830 personas que allí viven, 319.630 son pobres y 53.159 son Indigentes. 73.501 hogares urbanos tucumanos están en situación de pobreza y 13.397 hogares urbanos, en la indigencia.
“¡¡70 años de peronismo!!”, grita la Derecha criolla junto a sus manadas de gorilitas con gargantas y cerebros de cotorras.
“100 metros lineales de cordón cuneta estamos inaugurando en este Pueblo, junto a todo el Poder Ejecutivo Provincial, con el acompañamiento del Legislativo y de las cámaras oficiales de TV, para mostrar que seguimos trabajando por la gente “, se convencen entre ellos, los maestros de la chatura política reinante en la que fuera Cuna de la Independencia y sepulcro de la tiranía.
Números que avergüenzan e indignan y que la derecha colonizada utiliza, según su conveniencia y al discurso del momento. Ese vacío intelectual que abruma, ocupa el 80% de los espacios de Poder, entre la frialdad cipaya de la Alianza PRO-UCR y ese claudicante Peronismo Republicano que encuentra en la CGT, a su mejor escudo para traicionar el legado de Evita y Perón.
1966 marcó el inicio de la destrucción de los pequeños, para construir sentido común de que el Mundo – y el País, por consiguiente – estaba hecho para los Grandes.
1976 fue el segundo paso del Plan emanado por el Imperio, ejecutado al pie de la letra por Dios, por la Patria y por el Hogar (Dictadura Eclesiástica; Militar y Cívica).
30.000 objetivos precisos y claros eligió esa Dictadura, para destruir al pensamiento crítico que ayuda a evolucionar; para silenciar las voces que movilizaban y creaban conciencia de Clases; para hacer masivo el no te metas, hijo predilecto del miedo y del terrorismo de Estado.
Cuando Carlos Menem dio inicio al tercer y decisivo ciclo de apertura al neocolonialismo Siglo XXI, la Patria se dio cuenta de la importancia de aquelles 30.000, porque – generacionalmente – les habría correspondido ser partícipes activos de aquellos años. Y mucho de lo que pasó y nos pasa, no habría pasado. Estoy persuadido.
Los números reflejados en el primer párrafo de este escrito, son el resultado de la cronología de números indicados posteriormente, interrumpidos – abrupta e inesperadamente – por un Movimiento llamado Kirchnerismo (que evolucionó en el Cristinismo), que supo expresar la Patria soñada por la Generación Independentista y por nuestres 30.000 y tuvo el coraje para exponer a la verdadera madre de tanta Pobreza e injusticia: la Oligarquía Criolla y sus Grupos Concentrados.
Fue, la aparición de Néstor y Cristina, un error imperdonable para los dueños de la Argentina, que creyeron haber concluido el trabajo iniciado en 1966; radicalizado en 1976 y cristalizado en 1990, explotado con De la Rúa en 2001.
Por eso Macri; Bullrich y Rodríguez Larreta en 2015. Por eso el fascismo de Milei y el nazismo de Esper. Por eso se criminaliza a Estudiantes Secundarios que hacen oír su voz y hasta se persigue a sus Madres y Padres, mientras que una Banda Terrorista que intentó asesinar a una Vicepresidenta de la Nación, es rotulada por la canalla Prensa Hegemónica, con el dulce nombre de “Banda de los Copitos”.
Por eso Cristina es el objetivo en 2022, porque es la brasita que mantiene encendido el fuego de lo que podríamos ser, si nos dejaran ser. Esa brasita que está encendida desde 1816.
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